18 de octubre de 2010

Yo, yo, yo... ¡AH! y yo.

No me importa, es él o ella quien tiene que disculparse. Nunca me rebajaría a su nivel como para dirigirle la palabra. Soy la “monedita de oro” que pocos buscan y la que todos necesitan. Que los mortales se peleen por mi amistad.
Hemos construido un mundo perfecto, esférico y donde cada uno es el eje de rotación… ¡Qué vergüenza! Me considero un persona que necesita ser el centro de atracción… pero ¿es eso necesario para satisfacer mis necesidades sociales o es que mi autoestima está por el piso?
Me intriga saber la necesidad de ribalidad de los hombres. Me interesa estudiar el por qué del comportamiento banal de superioridad que tanto experimentamos. "Desde que el hombre por primera vez dirigió su vista hacia abajo le interesó el tamaño de su pene" me ha llamado tanto la atención esta frase porque no encierra solamente el significado literal que entendemos, sinó el ambiguo. Me refiero a que siempre nos estamos comparando con los demás hombres presentes por la necesidad de superioridad.

Analízalo, estás entre una multitud en medio de una reunión de amigos y tu mirada, luego de pasar por todas las mujeres que llenan el lugar, tu mente comienza a maquinar viendo los defectos de las "posibles competencias masculinas" para saber en qué posición juegas esa noche. Luego pides un trago o te "mezclas" entre los invitados tramando tu estrategia.

Has planeado tu estrategia de juego. La batalla ha comenzado. Primer round: tomas otro trago y comienzas a interactuar con la multitud, señoritas de preferencia, o algún "buen amigo" que agarras de imbécil para que alimente tu ego. Round dos: "no hay nadie mejor que yo". Se calienta el juego y el momento es desicivo, o estás en las grandes ligas o tu presencia se redujo al idiota de la velada. Round final: muchos intentos fallidos o acertados han pasado, la noche se ha convertido en un momento placentero de plenitud o en un completo desastre.

Regresas a tu casa, las horas de sueño te asechan. Tu cama está sola, la necesidad de sentirte acompañado congela el otro lado de tu alcoba, unos tiernos brazos se apoderan de tu pensamiento, una suave caricia te recuerda a historias pasadas... estás solo, pero sobre todo: te sientes vacío.

Deja de enfocarte en las grandezas de la vida que enriquecen tu imagen, deja de alimentar tu ego que por dentro de dejan vacío. No estás en un bar en el que al terminar tu wisky puedes llenar el vaso de nuevo, además, debes pensar en lo que vas dejando en el camino, la felicidad que pierdes al luchar por individualismos, las puertas que cierras al creer que tienes el control, que tienes el poder.

La cima del mundo no espera a personas faltas de madurez emocional, que dependen de espejos sociales, mas espera por personas llenas de emoción, pasión y deseo, personas con una luz interna tan inmensa que iluminarán el camino que otros debemos seguir para encontrar la nuestra.

¿A cuántos destruiste mientras construías el poder que saboreas en tus manos? ¿Cuántas puertas cerraste mientras marcabas tu camino regodeando el control que disfrutas en tu seno? Sé hombre, agacha la cabeza, porque cuanto más bajo estés, más alto te levantarás... escribe tus problemas en la arena porque todo lo demás vendrá por añadidura. ADMÍTELO... alguna vez lo pensaste.

1 comentario:

  1. Me encanta como liberas lo que sientes por medio de tus palabras, son muy sinceras y directas. Aunque este no ha sido tu mejor trabajo, sigue siendo un escrito increible y eso dice mucho de tu calidad de textos.. Es crucial para la sociedad que tengamos personas como tu que tengan ese coraje para ser sinceros en lo que dicen, asi que tus cualidades son apreciadas por todos! espero con ansias tu siguiente trabajo, espero que sigas superandote en cada post que hagas. Bendiciones y exitos!!

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